FAVORECIENDO LA AUTONOMIA EN MIS HIJOS e HIJAS
Elaborado por Moira Letelier Lee
CAPITULO I: INICIANDONOS JUNTOS EN AUTONOMIA
Los padres somos quienes guiamos a nuestros hijos e hijas, en el camino de la vida. De nosotros dependerá, en gran parte que los niños/as, se conviertan en personas felices, sanas emocionalmente, sin temores y principalmente con una autoestima positiva.
LA AUTONOMÍA SE INICIA AL NACER Y DEBEMOS FOMENTARLA DESDE QUE ES UN BEBÉ.
SI; A VECES LLORA:
Cuando tu bebé llore, espera unos segundos, atento/a a la posibilidad de que se calme solito/a. Con ello, iremos gradualmente, enseñándole a auto-regularse. -Imagina lo trascendental de este pequeño acto para su vida: Dándole el primer espacio para tolerar la frustración- NO es malo dejar que un niño llore, cuando tenemos la certeza de que están satisfechas sus necesidades básicas y que no se encuentra enfermo. Estaremos contribuyendo a su fortaleza interior y favoreciendo la estructuración de su personalidad.
SUS PRIMEROS PASOS:
Cuando tu hijo/a se inicia en unos de los hitos simbólicos más significativos de la autonomía: CAMINAR,
Lo primero que descubrirás es que no será tan fácil dejar que se aleje de ti…
Te invito a esforzarte con calma y goce para favorecer los espacios necesarios de exploración y de “aventura”: Te prometo que probablemente nada malo le pasará. Tú estarás allí para protegerlo y contener su dolor o pena cuando se tropiece.
La sobre-protección creará a un hijo dependiente y por sobre todo inseguro de todo lo nuevo que le rodea. Disminuir sus posibilidades de exploración, tienen a la base los mensajes implícitos como: “El mundo es hostil, No confíes en nadie, sólo yo te puedo proteger, los problemas te los resuelvo yo, tú no puedes”…
SUS PRIMERAS REBELDIAS:
Hacia el año y medio, tu hijo o hija comienza a manifestar cada día con más claridad, sus preferencias e intereses. Parece que todo es un pequeño “berrinche” y su palabra favorita de esta etapa es “No”, para todo…
A veces pensarás -“¿y dónde está mi guagua dócil que hace todo lo que yo quiero”…
Esta pequeña “personita” ya se inicia en la tarea de decidir por si sola muchas cosas, que pueden ser irrelevantes para los adultos, pero fundamentales para el o ella. Elige el juguete, reclama si no quiere tal fruta y prefiere su yogurt, incluso va a buscar los zapatos que se quiere poner...
Es el momento de corregir frecuentemente y poner límites, en el momento justo: Recuerda que es pequeño/a, y por lo tanto, su memoria también es pequeña. Debes ser claro con las normas, inmediatamente presentadas la conducta inadecuada. Esto es sinónimo de seguridad para un niño/a.
La firmeza SI puede ir de la mano con la TERNURA.
No es bueno dar todo lo que piden y ni consentir frente a actitudes que tú sabes que no son correctas: Es fundamental eliminar de ti mismo/a, las creencias internas, tales como: ¡Pobrecito! o ¡Es que está sufriendo tanto!... Con lo anterior, sólo se contribuye a manifestar con tus acciones, que el niño “nunca podrá lograr algo”.
Es importante hacer saber al niño/a que su padres están para proveerles “amor”, pero no un amor ciego o desmedido. El amor tiene que ser incondicional en el afecto y no en la corrección. Si el niño se porta mal, debe corregirse.
NO POR ELLO SE AMA MENOS AL HIJO.
Creer y confiar en que el hijo o hija es “realmente capaz” de lo que se proponga y animarlo en sus intentos, mirando el fracaso como un medio de aprendizaje, desarrollará su fortaleza interior.
_______________________________________